Los odios de Alito
Por Andrés A. Solis*
Campeche, como cualquier otro, es un Estado bello, con riqueza natural, cultural, gastronómica y claro… política.
Es una entidad a la que es difícil llegar por su ubicación, ya sea por tierra, mar o aire y económicamente siempre ha dependido del petróleo. Por eso es una mina de oro para intereses de grupo; por eso ha tenido más caciques que gobernadores.
Abundan las historias de terror de venganzas políticas, de corrupción, de negocios oscuros con la gallina de los huevos de oro, que es Pemex y por eso son sólo unas cuántas familias las que se han intercambiado el poder en los últimos años.
Este es el Campeche del que viene el actual presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, el mismo que siendo diputado federal en 2015 y por sus aspiraciones presidenciales no tenía empacho en presumir que era amigo íntimo de Enrique Peña Nieto, entonces presidente de la República.
“Alito”, como fue bautizado por sus padrinos políticos ligados a ex gobernadores como Jorge Salomón Azar y José Antonio González Curi, siempre ha sido autoritario y no le preocupa operar en contra de su propio partido para conseguir lo que quiere.
Así consiguió ser candidato a gobernador, pese a que Fernando Ortega Bernés (2009-2015) quería que su sucesor fuera un senador de apellido Lanz. Y fue gobernador sólo para irse a presidir el PRI, porque realmente quiere ser presidente de México.
Moreno incluso tenía buenas relaciones con la familia Mouriño, dueña de gasolineras, farmacias y una de las principales proveedoras de Pemex en Ciudad del Carmen, aunque siempre ha sido una familia panista y especialmente cercana al expresidente Felipe Calderón Hinojosa.
Durante varios años viajé constantemente a Campeche, pude reportear, observar y conversar con muchas personas, muchas de la clase política de todos los partidos y claro, del PRI, quienes mostraban mucha cautela (y aveces miedo) de hablar mal de “Alito”.
Entre 2013 y 2016 pude constatar que desde entonces el hoy líder priísta y auto nombrado precandidato presidencial de su partido, expresaba su odio por la prensa y los medios.
A “Alito” siempre le han incomodado los medios y sus periodistas, por eso no tuvo empacho como gobernador en gastar buenas sumas en convenios de publicidad con la prensa campechana, de por sí acostumbrada a esas dádivas; por eso a Moreno Cárdenas no le inmuta decir que mata de hambre a periodistas.
Porque vi a varios y varias colegas perder su empleo en Campeche, sólo porque le caen mal al ex gobernador, o porque eran periodistas profesionales con capacidades para hacer buenas investigaciones sobre corrupción durante el gobierno efímero que encabezó el priísta y luego heredó a su pariente Carlos Aysa González.
Quienes hoy se sorprenden de esas grabaciones presentadas (por mero interés) por la actual gobernadora, basta preguntar a cualquier colega en Campeche cómo respondía en los chacales callejeros este personaje que hoy se dice ofendido.
Al líder nacional del PRI podemos calificarlo de muchas maneras, pero de algo podemos tener una certeza. En este caso, Alejandro Moreno Cárdenas “Alito”, ha mostrado ser congruente consigo mismo, al menos una vez en su vida.
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*Periodista, autor del “Manual de Autoprotección para Periodistas” y de la “Guía de buenas prácticas para la cobertura informativa sobre violencia”. Conduce el programa “Periodismo Hoy” que se transmite los martes a las 13:00 hrs., por Radio Educación.