Ya pasaron las marchas, ¿qué sigue?
Por Andrés A. Solis*
Dos marchas, dos eventos masivos, dos bandos que defendieron sus cifras y posturas, pero no hubo nota.
Lo de menos es resumir cada marcha, al final ambas fueron a favor y en contra de algo, cada una defendió su postura ideológica y sirvió para criticar al otro bando y por eso no hubo nota.
No hubo nota, porque ya sabíamos qué sucedería. En cada caso ya teníamos una visión anticipada de los discursos, los mensajes y las críticas. La foto era anecdotaria y acaso con cierto valor periodístico.
Digo que no hubo nota, pero no significa que fueran carentes de interés periodístico y para el caso, quienes no quisieron participar en ninguna de las marchas, tenía derecho a saber qué sucedió a través de las narraciones de los medios de información.
El problema es que los medios también tomaron partido y apelaron a los intereses ideológicos de sus audiencias cautivas, ignorando las necesidades informativas y el derecho de acceso a la información de quienes no asumen posturas, que realmente parece ser la enorme mayoría de la población.
No tenemos un estudio científico que nos diga en términos reales cuántas personas apoyan a cada una de estas dos clarísimas posturas ideológicas y por tanto tampoco tenemos la estadística de cuántos millones de personas están en la posición de que no les importan los discursos políticos ya tan desgastados a cuatro años de este gobierno.
Sin embargo, esas personas que están en el “me vale”, también merecen ser informadas, también tienen derecho a recibir información útil y esto no lo han encontrado en los medios periodísticos.
El periodismo mexicano se ha radicalizado de una manera preocupante y está ignorando a una enorme cantidad de personas que sólo recibe información sesgada, incompleta, ideologizada y en algunos casos hasta manipulada.
Y no ha sido consecuencia de las marchas; más bien las marchas terminaron de mostrarnos esta forma en que las grandes empresas mediáticas, pero también los medios pequeños y los medios emergentes, han optado por abandonar el periodismo profesional, para dedicarse a la transcripción de discursos, a la reproducción de boletines de prensa y a convertirse en agencias de relaciones públicas de esas dos grandes posturas ideológicas.
Si no corregimos el rumbo, seguiremos perdiendo terreno ante la Post Verdad y sobre todo, seguiremos perdiendo la confianza ciudadana que tanto necesitamos.
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*Periodista, autor del “Manual de Autoprotección para Periodistas” y de la “Guía de buenas prácticas para la cobertura informativa sobre violencia”. Conduce el programa “Periodismo Hoy” que se transmite los martes a las 13:00 hrs., por Radio Educación.